
Algunos la definen como la disgregación de nosotros para pensar en los demás. Otros dicen que es un acto que busca desprender nuestro egocentrismo y anteponer nuestra empatía.
Cualquiera que sea la acepción que la determine, sería bueno respondernos la pregunta ¿Qué estamos haciendo para ser solidarios? ¿Qué estamos haciendo para aportarle algo a la sociedad?
Estas preguntas nos encaminan a muchas cosas por hacer. Pero en este particular, podríamos darle un enfoque un poco más trascendental, algo que influya en las vidas futuras que reciban nuestra solidaridad. Como bien acotaba Cervantes: es mejor la deshonra que se ignora, que la honra que está puesta en la opinión de la gente.
El hecho de donar sangre, por ejemplo. Un ejercicio que oímos con frecuencia, pero que deberíamos sentarnos a escuchar y a ahondar un poco más.
Las ventajas que este obrar acarrea, y que muchos desconocemos:
- Disminución de contraer un infarto de miocardio.
- Aumentar la capacidad física.
- Renovación en la oxigenación de nuestro cuerpo.
- La satisfacción de contribuir a salvar una vida.
Igualmente, es importante acudir a los centros debidamente habilitados para la correcta ejecución de esta actividad, ya que es imprescindible contar con los elementos sanitarios para que el procedimiento posea los estándares de salubridad necesarios. Por ejemplo, los materiales empleados deben ser únicos, estériles y desechables.
Con solo regalar 500 ml de sangre, parece que no imaginamos el gran aporte que le estamos haciendo a alguien en estado de enfermedad o que por cualquier eventualidad ha perdido gran cantidad de este liquido preciado.
Tengamos en cuenta que nuestro cuerpo es el único capaz de producirlo, por tanto los hospitales dependen solamente de la solidaridad de nosotros para salvar una vida en estas condiciones.
Pongámonos la mano en el corazón, para que bombee un poquito de empatía para con el mundo.
Fuente Información:
Fundación Hematológica Colombiana
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